El 29 de septiembre del año pasado entró en vigor la Ley 7/2023, de 28 de marzo, de protección de los derechos y el bienestar de los animales. Una norma que, en el primer verano desde su aplicación, no ha logrado frenar los abandonos, ni de perros, ni de gatos. Asimismo, aunque en las clínicas veterinarias han apreciado una mayor concienciación de sus clientes a la hora de esterilizar e implantar microchips de identificación a sus mascotas, las protectoras de animales ven todavía mucho camino por recorrer en este sentido.
Basándonos en las cifras, en lo que llevamos de 2024, solo en Ciutadella, entre el Centro de Acogida de Animales y la Protectora de Animales acumulan 117 acogimientos de gatos y 48 de perros. Unos datos que «van por el mismo camino que el año pasado», cuando en los doce meses se abandonaron 170 felinos y 70 canes. «Por ahora, con la nueva ley no hemos apreciado ninguna diferencia en los abandonos», apunta Georgina Bagur, de la Protectora de Ciutadella. Y en cuanto a los microchips que, obligatoriamente hay que implantar en gatos y hurones (en los perros ya era un requisito con anterioridad a la nueva norma), también «queda mucha concienciación por hacer, todavía hay mucha gente que no sabe que es obligatorio».
De todos modos, las valoraciones varían si se pregunta entre los veterinarios. De entrada, «a la clínica viene el cliente que ya está concienciado» y, si no conoce los términos legales actuales, «les informamos de que hay que poner microchips», señala Clara Mayans, socia de Vets Ciutadella. Así, asegura, «no hay una mala respuesta» de los clientes y aceptan las nuevas condiciones. De hecho, en esta clínica calculan que colocan una media de una decena de chips cada mes.
A pesar de todo, Mayans considera que la ley «todavía ofrece dudas», en cuestiones como los seguros obligatorios, «no especifica si es para todas las razas o para unas en concreto»; o los cursos de los propietarios para la tenencia de animales.
Esterilizados y con chip
En la protectora de ponent, que en un año dan en adopción a un centenar de gatos, mencionan que «una mejora importante» es que, «con la nueva ley, todos los animales que salen adoptados, lo hacen con chip y esterilizados», algo fundamental para evitar la proliferación descontrolada de ejemplares. Incluso, «tiene que salir del centro con chip cuando es un gato que se ha perdido y viene el propietario a reclamarlo».
Sin embargo, estos casos son los menos numerosos. «El auténtico problema viene de los hortals», de gatos que campan libres y a menudo son alimentados por vecinos cuando aparecen por sus fincas. «Cuando nos llegan camadas enteras, con la madre y seis o siete crías, no vienen de pisos, suelen ser de huertos», donde «crían y crían».
En cuanto a los hurones, este año solo han acogido uno. Así, «ahora mismo, más que perros, lo que entran son gatos, estamos saturados», asegura Bagur, quien observa que «cada vez hay más gente concienciada con la esterilización, pero queda mucho trabajo por hacer», concluye.