La residencia de ancianos del Consell en Maó no dispone de ascensor desde el pasado día 20. El elevador no pasó la última inspección técnica y ha sido clausurado después de que, hace ya seis meses, se advirtieran problemas en su funcionamiento y el organismo de control autorizado concediera una prórroga de otro medio año a la empresa encargada del mantenimiento para que se arreglara.
El plazo transcurrió sin que se resolviera la incidencia y ahora, por seguridad, el ascensor no puede utilizarse, lo que conlleva que muchos residentes con movilidad reducida no puedan salir de las plantas superiores. En el segundo piso se ha habilitado un pequeño comedor provisional, ya que el principal está en la planta baja y los usuarios con problemas para caminar no pueden bajar, y también se ha instalado una mesa en la tercera planta para las comidas, ya que hay mayores que necesitan ayuda y vigilancia para ingerir los alimentos.
La fecha para la reparación inicialmente estaba prevista para el 30 de junio, pero diez días sin ascensor en un centro de estas características, con mayores dependientes, es demasiado, tal y como denunciaron ayer los residentes, las familias y las trabajadoras, que se han unido para exponer el problema públicamente, además de haberse dirigido ya a la consellera de Bienestar Social, Carmen Reynés. Esta ha declarado que se espera contar con el recambio de la pieza averiada del ascensor en unos días pero que en ningún caso se esperará hasta finales de mes, después de que ayer la consellera y su equipo mantuvieran una reunión de urgencia con la empresa encargada del mantenimiento.
Mientras tanto, según lamentó una trabajadora, que además cuenta con su madre ingresada en el centro, los residentes han visto restringidos sus movimientos en el edificio, incluso sus salidas a la calle y las visitas, dos de los estímulos importantes con los que cuentan.
En la planta baja se encuentra el comedor y la sala para realizar actividades grupales y la televisión, instalaciones que ahora son inaccesibles para entre 40 y 50 residentes, señaló. Como no pueden bajar, aquellos que comparten habitación –que por otro lado no están climatizadas–, tienen más complicado recibir visitas de familiares, porque uno de ellos debe dejar el cuarto para «dar intimidad» al compañero o compañera. «El ascensor es algo imprescindible», afirma esta enfermera, que representa a la plantilla y a los residentes y familiares, «¿de verdad no hay medios humanos para arreglar un ascensor en menos de diez días?», se pregunta. Y recuerda que el en centro viven personas con problemas de movilidad, autonomía y salud, «lo mínimo que les debemos es que puedan salir a la calle».
El problema no solo afecta al bienestar de los usuarios, sino que la reorganización interna del geriátrico para poder atenderles en todas sus necesidades, de higiene, aseo, comida y medicación, se ha visto alterada.
Una pieza para un elevador viejo y más de medio año para encontrarla
El delegado comercial de la empresa de mantenimiento del ascensor declinó ayer hacer declaraciones sobre lo sucedido. La consellera de Bienestar Social, molesta, sí explicó que «sabíamos que se hacían gestiones para repararlo pero no que la situación fuera tan crítica», y añadió que la firma se ha puesto en contacto con su central en Mallorca para ver si allí hallan el recambio, difícil de encontrar, para el elevador. Incluso se ha pensado encargar la pieza a un herrero, pero la idea llega cuando los residentes están ya recluidos en sus plantas del geriátrico.
Miren, no me digan que tengo que ser positivo. El mundo está virando hacia el caos total! Ricos y pobres y el que no tiene dinero se morirá por no tener acceso a medicamentos o cualquier servicio básico de protección social. Las políticas ultraliberales avanzan sin freno y se lo llevarán todo por delante. Es como si nos hubieran dado tratamiento de electroxoc, hemos perdido totalmente el norte.