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Sant Joan 2025

Los antecedentes: la relajación y el fatídico tramo final de Es Pla, una zona de potencial peligro de los Jocs

Los jueces han avalado el riesgo que toman los asistentes y las medidas del Ayuntamiento

Una hora esperando la ambulancia. La asistencia medicalizada en el accidente mortal de 2014 distó mucho de ser la adecuada, ya que la ambulancia carecía de medios para atender a la herida. Nada que ver con la diligencia exhibida esta vez | Foto: Archivo

| Ciutadella |

El grave accidente de este año en los Jocs des Pla de las fiestas de Sant Joan ha vuelto a evidenciar que, por mucho que se esfuercen el Ayuntamiento y el jefe de la Policía Local en perfeccionar el dispositivo, la seguridad absoluta no existe, porque no puede preveer el factor humano ni la «imprudencia personal» que, según demuestra la elocuencia de las imágenes de IB3 y las que registró también el Cecopal, provocaron el fatídico atropello de la última carrera del córrer abraçats.

El incidente retrotrayó de inmediato al más reciente siniestro mortal de los Jocs des Pla, el que en 2014 se cobró la vida de una mujer catalana que fue embestida por un caballo que acababa de correr s’ensortilla y que, a partir del año siguiente, obligó a funcionar con un plan director de seguridad que fija filtros de acceso, limitaciones de aforo y una mayor exigencia de efectivos en cada acto.

El precedente ‘mortal’ de 2014

Entonces, fue un espectador que no guardaba la distancia de seguridad requerida el que hizo desequilibrar al cavaller que corría s’ensortilla que, al perder el control de su caballo, fue a impactar fatalmente contra la mujer que, en compañía de su marido, seguía el desarrollo de los juegos en el tramo final de Es Pla. Según varios testigos, estaba de espaldas a los caballos por lo que, como este año, pudo influir que bajara la guardia en lugar de estar atenta a las carreras.

Nuria Balcells, de 66 años, también fue evacuada al hospital de Son Espases, pero la celeridad en atenderla distó mucho de la que hizo gala anteayer el equipo médico coordinado por el jefe del 061, Alain Suárez. De hecho, la ambulancia que se encontraba en Es Pla carecía de medios y no pudo entubarla, por lo que tuvo que requerirse la asistencia de otra UVI móvil que, en ese momento, cubría servicio en un punto alejado de la isla. La mujer falleció días después en Palma.

El entonces alcalde de Ciutadella, José María de Sintas, dimitió pero el Juzgado de Instrucción, primero, y la Audiencia Provincial, después, desestimaron la reclamación de la familia sobre una presunta negligencia en el operativo de seguridad municipal y archivaron la causa.

El tribunal concluyó que el Ayuntamiento había tomado medidas suficientes para «garantizar dentro de lo posible la seguridad para las fiestas». Se sustentó en diversos informes de la Policía y el servicio de asistencia extrahospitalaria de Cruz Roja, para quienes existió una excesiva proximidad de la gente a los caballos en una zona de «máximo riesgo» de lesiones para las personas que asisten a este acto. Aún así, sus herederos fueron indemnizados por Mapfre con 125.000 euros.

Indemnización de 150.000 €

El seguro municipal actualmente en vigor que da cobertura a los miembros de la qualcada, los voluntarios y los cuerpos de seguridad ha elevado la cuantía de la indemnización en caso de defunción o incapacidad hasta los 150.000 euros. Además, la póliza cubre de forma ilimitada todos los gastos médicos y compromete el pago de 50 euros por día de baja.

El accidente que lo cambió todo en 1993: sin pasillo, semáforo, iluminación, ni megafonía

El primer accidente mortal que forzó la mejora de la seguridad en Es Pla fue el que en 1993 se cobró la vida del joven catalán Matías Abelló. Tal como recogió un vídeo grabado por Gustau Liz y difundido por TV3, la víctima murió tras ser arrollado por un caballo en el juego de córrer abraçats mientras intentaba socorrer a una chica accidentada tendida en el suelo. Pero, para entonces, no existía ninguna de las medidas que hoy son esenciales: ni se abría pasillo, ni se alertaba por megafonía, ni había ningún semáforo que advirtiera al fabioler. Hasta la iluminación en ese tramo de Es Pla era también muy precaria. Así y pese al aviso del público, los jinetes no se percataron de que había una persona en el suelo y se llevaron por delante al joven, que falleció tras ser trasladado a Son Dureta.

Como harían años después los descendientes de Núria Balcells, la reclamación llegó también a la vía penal pero, pese a que la seguridad era notablemente inferior a la actual, los tribunales exculparon al Ayuntamiento. Los allegados de Matías Abelló llevaron a juicio al cavaller y al Consistorio, al que reclamaban 150.250 euros «porque las medidas de seguridad brillaban por su ausencia». Pero el fiscal contravino su acusación al no apreciar «negligencia» en el proceder municipal. «El joven fallecido conocía los factores de riesgo y, sin embargo, decidió tomar parte en la fiesta», alegó. El abogado municipal también calificó el accidente de «inevitable y fortuito». El juez absolvió al Ayuntamiento al considerar que «no hubo omisión de socorro». El caso se acabó sustanciando por la vía civil.

El año siguiente, 1994, el Ayuntamiento dispuso más policías y efectivos de Cruz Roja en las zonas de mayor riesgo para poder intervenir con más presteza. Años después se estrenó el semáforo que, desde la torre del huerto de ca n’Arguimbau, accionaba Antoni Febrer para avisar al fabioler en caso de accidente.

En 2007, el caixer senyor Guillermo de Olives tuvo que subirse hasta la tarima del fabioler para pedir insistentemente al público que se abriera paso a las carreras. Fue el germen de la creación de los Amics de Sant Joan, actuales voluntarios, y del pasillo que desde entonces refuerza la seguridad en Es Pla.

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