Jaime Ramos, dedicado al ramo del control de fauna en la Península, asegura que existen alternativas a la «matanza» a que el Govern pretende recurrir, por medio de armas de fuego, para liquidar a la población de cabras silvestres cuya presencia se ha detectado en los últimos días en la urbanización de Arenal d’en Castell y que ha ocasionado desperfectos –en coches y casas– y malestar entre los residentes.
De hecho, Ramos ya trasladó a la Administración, hace un par de años, la posibilidad de usar una jaula trampa modulable con accionamiento remoto –en términos más coloquiales, un ‘capturadero’– para dar caza al citado colectivo, entonces localizado en otro enclave insular –también en el municipio de Es Mercadal–, y en lo que reitera ahora a través de estas páginas en relación a la problemática que se ha suscitado en Arenal d’en Castell, servicio que además está dispuesto a ofrecer de modo gratuito.
«Lo que no quiero es que las maten», precisa Ramos, quien ha contactado por eso con el «Ayuntamiento de Es Mercadal, el GOB, el Consell...». Incluso también ha trasladado al Govern, que tiene la competencia absoluta sobre el asunto y al que la ley ampara en su determinación de aniquilar a los animales, su planteamiento de abogar por otra vía, alternativa a las armas de fuego, «en caso de que quieran matarlas».
Ramos sugiere, de no haber sitio donde alojar a las cabras, «hacer un centro de concentración». «Dicen que las cabras carecen de control sanitario, que quizá estén enfermas, pero según el GOB, hay cifradas unas 2.000 en toda Menorca y solo van a ir a por las que están en el Arenal... ¿Y qué pasa con las otras, si están enfermas, beben de un charco y luego de ahí bebe una vaca que va a una explotación? No se entiende que sacrifiquen a unas y no a todas, si existe tanta preocupación por lo sanitario», se extiende y cuestiona Ramos.
No en vano, que estos animales carezcan de cartilla de procedencia también aborta la posibilidad de que sean trasladados al matadero, y de que allí se las acoja para llevar a cabo su sacrificio con todas las medidas sanitarias, o a Sa Granja.
Otro de los puntos que toca Ramos para tratar de que se visibilice el problema y la necesidad de tener a las cabras controladas –que no aniquilarlas– es el riesgo de que se produzca un cruzado genético con especies autóctonas, como el boc balear, que nada tiene que ver con la cabra silvestre y del que en Menorca ya se detectan pocos ejemplares.
«Y eso está pasando en Es Grau... A esas no quieren matarlas, pese a que amenazan a una especie en riesgo, solo a las que molestan a los turistas en Arenal», lamenta Ramos, que también, como crítica al uso de armas, explica que «en Menorca no hay buitres, quebrantahuesos ni animales carroñeros. ¿Qué ave rapaz se comerá los restos?».
E insiste Jaime Ramos: «si te quieres cargar al animal, hay otras alternativas al escopetazo, que además es peligroso, pues como se te vaya un disparo...».
PPoner a los turistas dentro así los tendréis todo el año.