José Antonio Fortuny (Maó, 1972) rescata en El visitador la figura del noble inglés del siglo XVIII John Howard que dedicó parte de su vida adulta a inspeccionar prisiones británicas para tratar de reformarlas y mejorarlas. Se considera que su labor fue decisiva en la modernización y humanización de las instituciones penitenciarias.
En su época, las prisiones de su país eran gestionadas como instituciones privadas y los presos debían pagar por su manutención. La mayor parte de los reclusos lo eran por deudas, de modo que al tener que apoquinar para comer y dormir no podían escapar nunca de aquel funesto círculo vicioso.
En la novela, Howard abandona la comodidad de su mansión y se embarca en un gran viaje para conocer algunas de las prisiones y hospitales de Europa. El filántropo viaja acompañado de un testarudo sirviente y de una enigmática mujer francesa que se brinda a ayudarle en su expedición.
El autor plantea el libro como una novela de aventuras, en la que no pueden faltar los villanos y antagonistas que tratan de que la misión del héroe fracase. Tampoco faltan las tensiones internas entre el trio de expedicionarios, de pensamientos y caracteres muy dispares.
Ellos tendrán que sortear múltiples peligros y conocerán a personajes ilustres como Diderot, Mozart o el emperador José II de Austria.
Después de su testimonial “Diálogos con Axel” y de su sátira social “Alehop”, Fortuny nos regala una novela de aventuras, para hacernos volver a nuestros tiempos de jóvenes lectores, en una obra que además nos sirve para descubrir la figura de un influyente reformador que hizo posible la humanización de las prisiones.
El visitador. La geografía del dolor
José A. Fortuny
Letrame
265 páginas