Cada vez que oigo a un político decir que en un Estado de derecho hay que obedecer las leyes, me sube la presión, ya que todos los Estados se consideran de derecho y en muchos se usan las leyes para erosionar la democracia. En España hemos visto como la ley mordaza se impuso para restringir la libertad y no parece que a pesar de las promesas la vayan a eliminar pronto. Por otra parte, la Sra. Ayuso pone las elecciones en un día de trabajo después de un puente con lo que los trabajadores tendrán más dificultades en ir a votar. Son ejemplos puntuales de cómo se usa la ley en contra la democracia.
En Estados Unidos las cosas están aun peor. Muchos no han aceptado aun que tengan derecho a votar la gente de color y hay toda clase de trucos a nivel de los estados para minimizar y debilitar su participación en las elecciones. Durante años los estados han practicado lo que aquí llaman el gerrymandering, esto es rediseñar continuamente los distritos electorales para asegurarse que en ninguno domina el votante de color.
Con el gerrymandering se han diseñado todo tipo de extrañas formas de estos distritos hasta tal punto que alguien construyó un alfabeto a base de estos distritos, como se puede ver en el gráfico adjunto.
Es un proceso continuo que se practica principalmente en los estados controlados por el Partido Republicano. Todo eso es legal dentro del "Estado de derecho".
Otro detalle en que se basan es el exigir identificación a la hora de votar, pero en Estados Unidos no hay DNI. Yo que no he conducido en la vida, me saqué un carnet de conducir, que pone explícitamente que no puedo conducir, como identificación. También se puede usar pasaporte, pero ambos hay que pagarlos. Por tanto son bastantes las personas de clase humilde que no tienen identificación y por tanto no pueden votar.
La situación ha empeorado mucho este año. El año pasado, Trump estuvo acusando constantemente, antes y después de las elecciones, a los demócratas generar votos falsos. Él sigue aún con esta historia a pesar de no haber podido demostrar un solo caso. Lo que sí hubo es un gran incremento del voto de gente de color que hizo que los demócratas ganaran en estados normalmente controlados por los republicanos.
Por desgracia muchos republicanos creyeron, o fingieron creer, lo que dijo Trump y se apresuraron a modificar en la mayoría de estados las leyes de las elecciones. Así en 2021, desde el 1 de enero hasta el 24 de marzo, se han introducido 561 leyes en 43 de los estados de la Unión dedicadas a la supresión de votos. Algo nunca visto anteriormente. Las nefastas consecuencias de la era Trump siguen.
En Georgia, donde Stacey Adams, una política afroamericana, movilizó el voto demócrata consiguiendo que ganaran después de años de dominio republicano, la reacción ha sido muy fuerte. Se ha pasado una ley, 98 páginas, limitando de todas formas posibles la capacidad de votar. Ya no es el gerrymandering solamente, los votantes tendrán menos tiempo para solicitar el voto por correo, han prohibido el enviar por correo la documentación necesaria para pedir el voto, los centros móviles de voto se han eliminado, será mucho más difícil extender las horas de voto si ha habido problemas, y así muchos más detalles. Probablemente el más llamativo es el de que se considere delito ofrecer bebida y alimentos a las personas haciendo cola para votar.
Lo que ha sido aun más sorprendente es que las grandes compañías asentadas en Georgia, como Delta Airlines, Coca-Cola, y otras muchas compañías se han sumado después, han protestado de estas restricciones de voto y han amenazado el suspender actividades.
Por ejemplo el final de la Liga de béisbol ya no se celebrará en Atlanta. Veremos a qué consecuencias llevan estas protestas.
Para un Estado ser realmente un Estado de derecho no deberían usarse las leyes para limitar y erosionar los principios democráticos, sino para reforzar estos principios.