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Retrato contorsionado

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Como ya advertí en anterior entrega, vuelvo a escribir por enésima vez el mismo artículo. Esta vez, y para no aburrir, intentaré darle formato escultórico. Cincel en mano intentaré esculpir la estatua de un pedrófilo fetén al natural. Bien es cierto que nuestro sanchista pata negra, tras tantas contorsiones que se ha visto obligado a realizar (para adaptar su postura a los quiebros que va realizando su amado líder), nota cambios en su gesto, que se va tornando algo barroco. El aspecto definitivo con el que posará para el artista (en este caso, quien escribe este cordial apunte) resultará pues chocante.

Nuestro modelo posará vestido, para evitar escándalo a los puritanos (de haberlos).

A la inicial postura erecta del modelo se le introduce una primera modificación debida al conocimiento prematuro de que quien no dormiría tranquilo en caso de pactar con tal y cual personaje (ahorremos detalles innecesarios para quienes tienen capacidad de rememorar el pasado cercano), duerme en realidad a pierna suelta pactando con Maroto y con el de la moto. Para encajar este primer quiebro (que no mentira), el modelo hubo de colocar los brazos por encima de la nuca.

Estando en tal postura, el fiel hincha tuvo conocimiento de que, de pronto, pasaban a ser constitucionales varias disposiciones que el día anterior eran inconstitucionales (¿por la gracia de Dios?, no se sabe, pero sin necesidad de ulterior justificación). Ante tamaño cambio de guión, y a fin de tragar dicho sapo, nuestro héroe hubo de pasar su pierna izquierda por detrás de los hombros y girar el empeine hacia dentro.

En esta extraña (incómoda para el resto de los mortales) postura, nuestro modelo se enteró de que la esposa de su amado líder hizo llegarse hasta la Moncloa al Rector de la Complutense para que le apañara ciertos asuntillos. Como este accedió, nuestro posante hubo de interiorizar que todo era correcto, pero no sin antes contraer el gemelo de su pierna izquierda hasta acercar la pantorrilla al glúteo opuesto.

Para no extendernos demasiado en hechos conocidos, diremos que todo lo relacionado con el hermano del ídolo, los empleos adjudicados a sobrinas, los borrados de wasaps del FG, los trapicheos con mascarillas, el rescate de Air Europa y ese tipo de performances, parecen ser sapos difíciles de digerir, de manera que conviene aliñarlos con la conveniente etiqueta de «bulos de la ultraderecha» y especiarlos con el sustantivo «fango» y su cucharadita de «lawfare». Aun así cuestan de tragar, de manera que se producirán en el tragasables convulsiones íntimas, tanto en el intestino delgado como en el grueso. Nada preocupante, pero que afectan al rictus (a efectos artísticos) y crean en el modelo un gesto que le hace parecerse a personajes de Francis Bacon (si no conocen la obra de este pintor, googleen y comprenderán a qué me refiero).

El apagón general no resulta a estos efectos inquietante, pues es sabido que ha sido producido por la derecha, la extrema derecha y los ricos (el de Mercadona y el gallego nada me extrañaría que formaran parte del complot). Por otra parte es claro que el hecho de que no se produjera vandalismo se debe a que los españoles sanchistas convencieron al resto de españoles (de extrema derecha, fascistas y nazis, para entendernos) de que no aprovecharan la oscuridad para dar rienda suelta a sus pasiones. Eso se lo debemos a Pedro, no cabe duda, y en ese sentido, no habiendo aquí sapo que tragar, el modelo permanece relajado y nos permite rematar la obra.

La impresión general es que cualquier paradoja extra puede hacer petar al modelo.

Hay dos soluciones: 1.- Acorarazarse tipo tortuga y seguir tragando. 2.- Pensar que quizás alguien te ha estado tomando el pelo.

No parece tan grave:

No serías el primero. Ya lo hizo Rajoy a los suyos (Luis, sé fuerte), Zapatero (socialista pobre pero extremadadamente generoso y solidario), Pablo e Irene (solución habitacional personalizada, crowfounding…), Alvise (cantaré), y el resto de primeros espadas (nada mejoran excepto su propia fortuna).

Al fin y al cabo es de lo que se trata. Tú vótame, que luego yo ya si eso…

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