El alquiler turístico de viviendas en los cascos urbanos está prohibido en Menorca, salvo para aquellos propietarios que tuvieran una licencia previa a la zonificación de 2018, pero la oferta real en las plataformas digitales duplica la legal en los núcleos de Maó y Ciutadella. Una oferta que debería limitarse a aquellos apartamentos o casas dentro de las poblaciones que se beneficiaron de regulaciones anteriores al veto del Consell. Pero una nueva capa en la herramienta informática Infraestructura de Dades Espacials de Menorca (IDE), que el departamento de Ordenación Territorial y Turística pone a disposición de los ciudadanos, evidencia la disparidad existente entre la oferta legal de alquiler turístico en los núcleos urbanos tradicionales y la que realmente se pone en el mercado para la comercialización de estancias turísticas.
La plataforma Airbnb contabiliza en el municipio de Maó 199 propiedades en alquiler (un 6% del total que oferta en la Isla) y de estas más de 60 están dentro de los límites del casco urbano; es el doble de lo que contabiliza la herramienta del IDE, en concreto 31 propiedades con 186 plazas de alojamiento. La mayoría, un 79 por ciento, se anuncian en este sitio de internet como casas enteras para alquilar pero el 21 por ciento restante son habitaciones en pisos o casas compartidas, otra irregularidad, ya que la normativa vigente deja claro que «la actividad consiste en la cesión temporal del derecho de uso de la totalidad de la vivienda», por periodos de corta duración sin que una estancia pueda ser superior a un mes.
Ubicación de las licencias de alquiler turístico de Menorca
Y de este modo en Maó se destinan al alquiler turístico habitaciones en viviendas que deberían ceñirse al uso residencial, en zonas como la Plaza de la Biosfera, Malbúger, la calle Vassallo o la avenida Marius Verdaguer, y en otras tan céntricas como Sa Rovellada de Dalt o el Cós de Gràcia.
Al otro lado de la Isla, en Ciutadella, se repite esta situación: la oferta legal registrada en el núcleo tradicional es mayor que en Maó, en torno a sesenta villas y casas de pueblo para alquiler a turistas, pero la cifra de nuevo se multiplica por dos cuando se busca en la plataforma Airbnb, llegando a más de un centenar. En Ciutadella, no obstante, es mayor la oferta de viviendas enteras, un 93,3 por ciento del total de propiedades anunciadas en dicho sitio web, 1.379, de las cuales solo 83 (el 6 %) se consideran habitaciones dentro de una vivienda, bien sea privadas o compartidas. De nuevo hay habitaciones que se ofertan a turistas en zonas del centro que por ley son para el alquiler residencial, como pueden ser las calles Mallorca y Bisbe Sever, en Dalt Sa Quintana o en la Avinguda Constitució, pese a que alquilar a turistas fuera de las zonas permitidas conlleva multas de hasta 40.000 euros.
Un convento del siglo XVI se abre a los apartamentos turísticos. Las religiosas de claustro en el centro de Sevilla adecúan el espacio para recibir visitantes, pueden encontrar su oferta en plataformas habituales. No hay nada que pueda parar al turismo, de momento...