El sistema de recogida selectiva de residuos puerta a puerta choca ahora con nuevo escollo, un movimiento ciudadano en contra del microchip informático que incorporan los cubos y que almacena sus datos y los de la basura generada.
La plataforma Solo Menorca (Contra el engaño de las basuras) ya roza el millar de miembros en redes sociales y ha pasado a la acción, con la presentación de instancias en los ayuntamientos de Maó y Es Castell, los primeros que han implementado el sistema.
En dichas instancias los ciudadanos se oponen a que sus datos personales estén «expuestos» en los microchips que incorporan los cubos facilitados por el Consorcio de Residuos para la recogida selectiva puerta a puerta, ya que afirman «no hemos sido informados en ningún momento».
La plataforma, que tramita su constitución como asociación, denuncia que esta práctica atenta contra la Ley de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, afectando a su privacidad y «libertad como individuos».
Datos registrados
Los datos del microchip se vuelcan en el sistema de la consultora Sistemas Medioambientales S.L., encargada por el consorcio insular del control de la calidad del servicio de recogida, lo que incluye inspecciones, controles y seguimientos, así como gestionar los registros y sistemas de comunicación.
Los integrantes de esta plataforma recalcan que «no estamos en contra del reciclaje», según señala su portavoz, Mar Mir, sino contra el sistema empleado, «la indefensión que se ha generado en el ciudadano, el control y la vulneración de su intimidad».
Este grupo de vecinos de Maó y Es Castell apela a las advertencias realizadas por los organismos que velan por la protección de datos en otros territorios. Estos consideran que la basura puede ofrecer un volumen considerable de información sobre las personas que habitan una vivienda (desde hábitos de consumo a datos sobre su salud) y que el riesgo de que todo ello quede expuesto se incrementa con los envases codificados que se sacan a la vía pública.
La plataforma también presenta quejas sobre las barreras a la movilidad que suponen los cubos en las aceras, el «estrés» en las viviendas por la falta de espacio y en las familias por las dudas sobre cómo reciclar, especialmente en las personas mayores, los horarios «incompatibles» y la «falta de las herramientas necesarias en las brigadas para realizar esta recogida impuesta».
Cada vez de mal en peor... Hay que reciclar esta claro y lo hacemos pero no de esta manera impositiva y dictadora que han puestos estos ineptos que no piensan más allá. Solo sillón y recoger.