Eivissa ha decidido imponer limitaciones a la entrada de vehículos foráneos durante la temporada estival, lo que afecta tanto a particulares como a los de alquiler (20.000 unidades diarias de tope). Esta medida, instigada por su Consell insular con el propósito de reducir la presión en la carretera en verano, empieza a aplicarse este 1 de junio.
Por su parte Menorca, que desde que se aprobó la Ley de Reserva de la Biosfera en febrero de 2023, y según reza el artículo 28 de la misma, también cuenta con el mecanismo para implantar este cupo, de momento no está por la labor –el tripartito que conformó el anterior gobierno menorquín se mostró dispuesto a impulsarlo para 2023, lo que posteriormente y a raíz del cambio en la presidencia del Consell, enfrió el PP.
Obviamente, será el decurso del verano y de los acontecimientos lo que permita calibrar el acierto o beneficio de aplicar o prescindir de dicha medida, pero de momento está teniendo un primer impacto evidente en la venta, reserva y previsión de desplazamientos en barco desde Barcelona hacia una y otra isla, como también, por añadidura, en su precio, desvelan navieras que realizan las rutas marítimas entre islas.
Cifras
Así, viajar por mar desde la capital catalana hasta Menorca este verano, independientemente de si se atraca en Maó o en Ciutadella y del tipo de barco, será mucho más caro que hacerlo rumbo a Eivissa –contando como muestra un desplazamiento tipo que incluye dos personas y el auto. Detallado en cifras, en los meses de julio y agosto, el billete para Menorca desde Barcelona, sin camarote, oscilaba ayer entre 140 y 192 euros; ir a la isla Pitiüsa, entre 70 y 110.
Esa diferencia, sustancial, obedece, según reflexionan desde las principales navieras que operan entre la Península y el Archipiélago, a un principio básico como es la oferta y la demanda. «Mantenemos el mismo número de frecuencias que el año pasado, pero las reservas desde hoy a finales de año para viajar a Eivissa han bajado, mientras que para ese mismo periodo han subido en relación a Mallorca y Menorca», explica la directora adjunta de Trasmed Beatriz Díez –la isla mayor, por cierto, y salvo giro copernicano en los próximos meses, aplicará idéntica normativa que Eivissa y limitará la entrada de vehículos a partir del estío de 2026.
En Baleària, por su parte, sin entrar a valorar de modo tan detallado la disparidad de ventas entre islas, sí reconocen que sus precios, «siempre dinámicos», se rigen de modo estricto en base a la citada ley de la oferta y la demanda, por lo que es evidente y en base a su política de precios, que las peticiones para venir a Menorca son, en número, muy superiores a las provenientes para concertar un viaje a Eivissa. Y el hecho de que para viajar a Mallorca, donde apunta a ser este el último año y verano sin cortapisas, la demanda también crezca al igual que respecto a Menorca, es cuanto menos un elemento revelador del influjo e impacto de esa limitación.
De ese potencial incremento de visitantes que auguran las reservas para barco dada la ausencia de límite a la entrada de vehículos en principio deben extraer rédito y rendimiento directo las empresas dedicadas al rent a car que se alojan en la Isla. Aunque esa impresión es relativa o no tiene por que ser favorable para todos.
«Las grandes empresas sí traen más coches. Pero la pequeña o mediana empresa, la de aquí de toda la vida, y cuando hace años éramos 60-70 y ahora apenas quedamos 12-15, no lo estamos notando. Y la situación, en cuanto a reservas, es incluso peor ahora que hace un año», reflexiona Berto Valls, uno de los propietarios de la firma Autos Valls Menorca.
La única
Formentera fue la primera de las islas del Archipiélago, lo que hizo en 2019, en imponer cupo a la entrada de coches; Eivissa se estrena ahora y Mallorca lo prevé para el año próximo. En cuanto a Menorca, donde en abril tuvo lugar una manifestación reclamando que se imponga esa limitación sin dilación, y tras las reticencias a ponerla en práctica en 2023 según resolvió el gobierno tripartito de izquierdas que antecedió la presidencia de Adolfo Vilafranca, la situación permanece en stand-by. Es la única balear que se mantiene en esa indefinición. Y las primeras consecuencias, según ilustran las cifras, es el incremento del flujo de visitantes hacia aquí en detrimento de Eivissa.
JousLo de fachaprogre tiene su gracia,soberbia pijoprogre al máximo. Es usted sindicalista?político?