Menorca atraviesa una situación muy crítica en lo que respecta a sus recursos hídricos. Según el geólogo y experto en hidrogeología, Agustí Rodríguez, el indicador de sequía publicado por el Govern balear —herramienta clave para evaluar el estado del acuífero— muestra que la Isla alcanzó en junio uno de sus niveles más bajos desde que hay registros, solo comparable a la situación del año pasado y a la del verano del año 2000. «El estado de las reservas es muy preocupante y es necesario que se transmita con claridad a la ciudadanía, porque esto va en serio», advierte.
Rodríguez también recuerda que Menorca se encuentra en situación de prealerta por sequía desde junio de 2023. Es decir, desde hace dos años. Aunque en agosto del año pasado unas lluvias intensas permitieron una cierta recuperación del acuífero después del verano, no fueron suficientes para revertir la tendencia negativa. Ahora, la amenaza de entrar en alerta se mantiene latente, especialmente si no se registran lluvias significativas de aquí a octubre.
Rodríguez señala que el problema no es solo meteorológico: «Puede llover mucho, pero si seguimos sacando agua, no sirve de nada». Por ello, y a pesar de las importantes lluvias del pasado mes de marzo, los acuíferos no muestran signos de recuperación, porque el consumo sigue aumentando. «Cada vez sacamos más agua, y no hay manera de que los acuíferos remonten», lamenta.
Falta de conciencia
Uno de los problemas más graves, según el experto, es la falta de conciencia sobre la dimensión insular del problema, por lo que recuerda que el indicador de sequía se aplica a toda Menorca, y no solo a unos municipios concretos. «Todos los ayuntamientos deben preparar actuaciones para reducir la presión sobre los acuíferos por si entramos en una situación efectiva de sequía. Los alcaldes no pueden decir que en sus municipios están bien», insiste.
Además, señala que con la pluviometría de los últimos años no es normal que no se logre revertir la tendencia a la baja de los acuíferos, lo que demuestra que «hay consumos desmedidos y no se hace nada».
En este sentido, Rodríguez reconoce que se está avanzando en la modernización de las infraestructuras, pero alerta de que no se están tomando medidas suficientes para frenar el consumo, que es la prioridad en este momento. «Los ayuntamientos están trabajando mucho para mejorar sus sistemas y reducir las fugas, pero no se está afrontando la reducción de la demanda con medidas contundentes», recalca.
Que dejen de llenar las piscinas de los hoteles y complejos de apartamentos. Pero también las piscinas de los chalets y casoplones de los nuevos ricos socialistas y podemitas.