El Ayuntamiento de Maó retoma la reforma de la plaza Esplanada tres años después de que se resolviera el concurso de ideas convocado para este fin. El gobierno municipal ha presentado al Pla Insular de Cooperació (PIC) de este año la propuesta para que, a través de la convocatoria anual del Consell, se financie con 240.000 euros la redacción del proyecto definitivo que, según indica el alcalde Héctor Pons, deberá ejecutarse por fases.
Esta fue ya una de las condiciones del concurso de ideas que se impulsó en 2022 y que acabó decantándose por la propuesta ‘Pentagrama’, que diseñaron los arquitectos Joan Josep Gomila y Marta Bayona y el catedrático Josep Parcerisa, director del actual Plan General de la ciudad.
Pero aquel anteproyecto deberá ser tomado ahora solo como referencia por el gabinete técnico que se imponga en el nuevo concurso, que será el encargado de concretar y detallar la renovación que la plaza precisa. Joan Josep Gomila lamenta en este sentido que, a diferencia de otros procedimientos parecidos, esta vez no se estableciera por parte del Ayuntamiento que el ganador del concurso de ideas sea también el encargado de realizar el proyecto ejecutivo.
El alcalde avanza que la primera fase, que espera empezar a partir de 2027, deberá ceñirse exclusivamente a suelo municipal, sin afectar a los terrenos del Ministerio de Defensa en los que se ubican la residencia militar y la zona ajardinada con el monolito erigido tras la Guerra Civil.
Una de las prioridades, que ya apuntaba la propuesta de ‘Pentagrama’, pasa por mejorar la accesibilidad, eliminando los obstáculos y los diferentes niveles de la plaza. Con este objetivo ya se suprimió la rampa ornamental y, hace un año, se demolieron los quioscos levantados en 1991 que, tras haber albergado durante 30 años comercios y locales de restauración, habían quedado obsoletos. Su derribo, financiado con fondos europeos, costó 163.758 euros.
Esta actuación allana el camino para que la vista de la Esplanada quede más despejada y no se vislumbre más construcción que el cuartel, al que la propuesta de ‘Pentagrama’ confería un uso social y cultural para la ciudadanía.
Sin obstáculos
Aquel anteproyecto, que debe inspirar la solución definitiva, diseña una plaza arbolada, verde, abierta pero con espacios de sombra, que englobe en mayor medida todo su entorno. La plaza pasa de una a tres hectáreas y se extiende, ajardinada, hasta la estación de autobuses, Ses Moreres, el entorno del campo de fútbol del Menorca y la zona propiedad del Ministerio de Defensa, llegando a eliminar la actual residencia de verano de los militares.
El arquitecto que lideró la propuesta, Joan Josep Gomila, ya ha diseñado tanto la estación de autobuses como la reforma del Teatre Principal, dos de las obras más emblemáticas de la ciudad. Pero ahora, con el nuevo concurso, la autoría vuelve a quedar abierta a otros arquitectos.
¿Y para qué hacemos la reforma? Si al final los ambulantes y los militares la tienen okupada y los mahoneses no la pueden disfrutar.