Denuncias de militares han llevado a las autoridades ucranianas a tomar medidas ante supuestas negligencias en dos unidades militares desplegadas en el frente que habrían disparado las bajas entre las filas propias, al tiempo que una investigación periodística ha revelado esta semana la desaparición de cerca de ochocientos soldados en una de las operaciones ucranianas más polémicas de los últimos meses. La más reciente de las denuncias de los militares fue formulada por la paramédica militar Katerina Polishchuk, más conocida como Ptashka, o pájaro en ucraniano.
Polishchuk se hizo famosa durante el largo asedio ruso a la acerería Azovstal de Mariúpol, cuando se difundió un vídeo de ella cantando en la oscuridad del interior de la fábrica una canción de los nacionalistas ucranianos de la primera mitad del siglo pasado. En una carta abierta publicada en su cuenta de Facebook, esta militar que fue capturada en Azovstal y liberada en septiembre de 2022 del cautiverio ruso pedía al presidente Volodímir Zelenski una investigación interna el desempeño comandante de la 59 Brigada de Ucrania, Bogdan Shevchuk, con la que Polishchuk había trabajado.
La paramédica ucraniana denunciaba «órdenes criminales, negligencia deliberada, indiferencia por la vida y la salud del personal y acciones que llevaron a la muerte de un gran número de militares» en la brigada, y pedía medidas para poner fin a esta situación. El Ejército ucraniano reaccionó a la denuncia anunciado la apertura de una investigación en la brigada, que está desplegada en la zona de Krasnogorivka, en el eje más caliente del frente de la región oriental de Donetsk. Algunos integrantes de la brigada han defendido a su comandante en declaraciones a medios locales.
El otro mando denunciado recientemente por un subordinado es el teniente general Yuri Sodol, que fue cesado a finales de junio por Zelenski como jefe de las Fuerzas Conjuntas del Ejército ucraniano después de que uno de los comandantes de la brigada Azov le acusara «de haber matado más soldados ucranianos que cualquier general ruso».
Firmas contra 8 brigadas y los desaparecidos de Krinkí
A estas quejas de figuras de relevancia pública se suma ahora una petición presentada a Zelenski en la página de la administración presidencial en la que familiares de soldados muertos o desaparecidos en combate reclaman más información a las autoridades y exigen medidas para reducir la exposición de los militares en ocho brigadas distintas del Ejercito ucraniano.
«Los soldados no deben morir por la negligencia y la actitud irresponsable de los comandantes», se lee en la petición, que pide un mayor escrutinio sobre la conducta de los mandos y que se garantice que todos los militares reciban el equipamiento y la instrucción adecuada por parte del Ejército. Según la ley ucraniana, el presidente está obligado a tomar en consideración las peticiones si éstas alcanzan las 25.000 firmas. Veinticuatro horas después de su presentación, la petición de los familiares de soldados caídos y desaparecidos llevaba recabadas más de 3.700 firmas.
En este contexto, la publicación ucraniana Slidstvo.info publicó esta semana que un total de 788 militares ucranianos desplegados en la localidad de Krinkí de la región sureña de Jersón entre octubre de 2023 y junio de este año están considerados desaparecidos por la Policía. En este mismo período de tiempo se han identificado y enterrado 262 combatientes ucranianos que murieron en ese frente. El frente de Krinkí fue abierto por las fuerzas armadas ucranianas durante la contraofensiva del verano de 2023. Los marinos ucranianos lograron entonces cruzar el río Dniéper y establecer una cabeza de playa en Krinkí que mantienen hasta hoy.
Krinkí es la única localidad controlada por Ucrania en la margen oriental del Dniéper en la región de Jersón. El resto del territorio a ese lado del río está ocupado por Rusia, lo que hace la presencia ucraniana en la localidad especialmente difícil de mantener. Ucrania justificó la decisión de cruzar el río y mantener presencia al otro lado en la necesidad de alejar a la artillería rusa de la capital regional, Jersón, y del resto de territorios que controla Kiev en la orilla izquierda. En un primer momento, el Ejército ucraniano también manifestó su voluntad de expandir esa cabeza de playa. Expertos militares y soldados entrevistados por medios ucranianos han tachado de temeraria y efectista la decisión de mantener esta localidad. Según ha reconocido el mando sur ucraniano esta semana, Rusia ha destruido prácticamente todas las posiciones ucranianas en la localidad, pese a que la defensa de Krinkí por parte de las tropas de Kiev continúa.