Si un municipio ha captado la atención informativa en estos últimos meses en Menorca, con permiso de Ciutadella, este es Es Migjorn Gran, donde la falta de arena en las playas más próximas a la urbanización de Sant Tomàs, está alterando el normal desarrollo de la temporada turística. Y es que cuando los temporales del pasado invierno se llevaron la arena de las playas de Sant Adeodat, Sant Tomàs y Binigaus, las alarmas saltaron en el Ayuntamiento de la pequeña localidad del sur de la Isla, cuyos responsables temían que esta situación pudiera acabar repercutiendo de manera negativa en la economía del municipio.
Ahora, con la temporada ya en marcha, estos temores se están viendo confirmados, al menos en parte, puesto que según explican desde el sector comercial y de la restauración, se está notando un descenso del número de visitantes, especialmente entre los residentes y los propietarios de segundas residencias, que son conocedores del estado de los arenales del municipio y optan por irse a otras playas de la Isla. En cambio, esta situación no está afectando a las reservas de los hoteles.
Residentes y público familiar
Uno de los establecimientos que más ha notado la pérdida de clientes es el Restaurante Es Pins, situado al final de la playa de Sant Tomàs, cuyo gerente, Manuel Figueroa, lamenta que a estas alturas de la temporada muchos días tienen el local medio vacío, cuando el año pasado en estas fechas «era un hervidero». «A nosotros, la falta de arena nos ha afectado mucho, porque nos ha hecho perder a los clientes locales y de segundas residencias, que ante la falta de arena han dejado de venir a Sant Tomàs y buscan alternativas, porque ya se conocen la Isla», lamenta.
Figueroa explica que en Es Pins suelen tener un cliente de tipo familiar, que elige Sant Tomàs para pasar un día de playa por la facilidad de aparcamiento, la accesibilidad y los servicios, pero que este año ha desaparecido, especialmente durante los fines de semana. «El plan de nuestros clientes solía consistir en pasar un día en la playa y después comer en Es Pins, pero si lo principal, que es la arena, ya no está, pues dejan de venir», afirma.
El gerente de Es Pins también lamenta la mala suerte que ha tenido la urbanización con la desaparición de la arena por culpa de los temporales, después de haber vivido unas últimas temporadas muy buenas. «Son Bou tuvo unos años dorados, pero ahora el viento había girado hacia aquí, y con la apertura de nuevos hoteles, como el Villa Le Blanc Gran Meliá, la urbanización está yendo hacia arriba y a nosotros nos vienen clientes con un alto poder adquisitivo que no habíamos visto nunca, pero ahora nos ha tocado la mala fortuna», asevera.
Esta situación también la corroboran desde el Restaurante Don Tomás, ubicado frente a la playa de Sant Adeodat, una de las más afectadas por la pérdida de arena. «Los residentes antes venían más a menudo, pero ahora, como saben que no hay arena, ya no vienen tanto, aunque seguimos teniendo muchos clientes extranjeros», explica Marta Cueva, una de las camareras del establecimiento. «Por las mañanas esto es un aburrimiento, aunque a la hora de comer nos recuperamos un poco y por la noche incluso nos va mejor que el año pasado», añade.
Desde el chiringuito Es Bruc, situado a pie de playa, también han percibido una disminución de los clientes, sobre todo entre comidas. «Cuando había arena, siempre teníamos clientes que estaban en la playa y subían a tomar algo, pero ahora solo hay piedras y aquí delante no hay nadie, y lo estamos notando», refiere Cristòfol Huguet, uno de los trabajadores del emblemático restaurante, quien asegura que hay muchas personas que estos días llegan a Sant Tomàs y al ver que no hay arena se vuelven a ir. De todos modos, Huguet explica que, en general, «la gente se resigna, porque entienden que se trata de un ciclo natural y que no se puede hacer nada».
La pérdida de arena también está afectando a los comercios de la urbanización, desde donde insisten en la desaparición de la clientela local. «Los menorquines y los que tienen segundas residencias en la Isla saben que aquí no hay arena y este año no están viniendo, lo cual es normal, porque pueden ir a otra playa en mejores condiciones», señalan desde Insula, una tienda de artículos de playa, ropa y souvenirs.
La falta de arena también está afectando al servicio de socorrismo del municipio, puesto que los bañistas se concentran en la parte de la playa de Sant Tomàs que tiene arena. «En la torre de Sant Adeodat no tenemos trabajo, porque no hay nadie, y cuando nos toca estar aquí aprovechamos para relajarnos», afirma medio en broma Ángel López, uno de los jóvenes vigilantes de la playa.
Cuando van bien se lo quedan ellos y si va mal reclaman, así da gusto montar un negocio.