La gestión y explotación de los 135 amarres existentes entre el varadero de Reynés y Sa Punta de Cala Figuera, en el Moll de Llevant del puerto de Maó, salen a concurso público, en régimen de concesión administrativa, durante un periodo máximo de 18 años. Entre estos más de cien amarres se incluyen los puntos de atraque para los barcos de recreo de mayor eslora, los lujosos megayates de hasta 60 metros.
La nueva licitación aprobada por el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Balears (APB) reúne en un único concurso los amarres que explotan ahora, en régimen de autorización temporal, las empresas Poon Hill SL y Tanit Ibiza Port, a las que pertenecen Marina Port de Llevant y Marina Port Mahón respectivamente, y cuyas autorizaciones acaban en ambos casos este año.
Ahora una única concesión abarcará más de 47.000 metros cuadrados de dominio público portuario, de los cuales 46.500 metros cuadrados corresponden a lámina de agua y 650 a superficie en tierra, donde se construirá un edificio de servicios para la marina. La concesión a largo plazo permite ya introducir inversiones entre las condiciones del concurso, algo que no era posible con las autorizaciones temporales más cortas, de dos años prorrogables uno más.
El concurso establece como tipo de licitación una tasa de ocupación de salida de unos 400.000 euros anuales, a mejorar al alza, y una tasa de actividad del 4 por ciento sobre el volumen de negocio anual. Según expone Autoridad Portuaria, se valorarán de manera especial las ofertas de las empresas que propongan reducciones de las tarifas de amarre, especialmente para las embarcaciones de menor eslora, «favoreciendo la accesibilidad económica a los usuarios».
De los 135 amarres que incluye la concesión, ocho puestos se tendrán que reservar para embarcaciones de servicios públicos, como las de la Guardia Civil, Salvamento Marítimo y Aduanas; otros cinco serán para Autoridad Portuaria y se contempla también la habilitación de quince puestos de amarre adicionales para embarcaciones auxiliares de hasta cuatro metros de eslora. El objetivo de esta licitación, señala APB, es garantizar la continuidad de los servicios que se prestan a los barcos de recreo en esta zona del puerto. El ente subraya también que se potencia la oferta de amarre a las embarcaciones de base y se promueve un modelo de explotación «basado en la sostenibilidad, la innovación y la eficacia».
Enorme expectativa de negocio
Aunque la tasa de ocupación de salida que prevé la licitación abierta es de 400.000 euros anuales, esta cifra es solo el punto de partida, ya que las empresas que opten al concurso la tendrán que mejorar y aumentar para hacerse con una de las porciones más golosas del pastel que es la rada mahonesa, la que cobija a los superyates. La empresa que ahora acaba su autorización en esa zona, Tanit Ibiza Port, ganó al ofrecer y pagar un canon de 800.000 euros al año a APB.
Políticos corruptos, amiguismo, tráfico de influencias, contratos millonarios, suculentas comisiones… esa es la lacra que tenemos en España.Para la próximas elecciones ya se sabe qué cartas lleva el PP, más de lo mismo,