La serpiente de este verano se llama Rafal Rubí. La polémica por el famoso puente de la carretera general ha vuelto, con nuevos ingredientes, las dimisiones del director de la Agència Menorca Talaiòtica (AMT), Antoni Ferrer, y del consultor Cipriano Marín, principal responsable del expediente de Patrimonio Mundial que aprobó la Unesco y también de la declaración de Reserva de Biosfera, y ayer de Mónica Luengo, ex vicepresidenta de Icomos, también del Consell Científic. Estas noticias se han rodeadode algunas interpretaciones y confusiones, que conviene analizar.
¿Por qué dimite Antoni Ferrer?
El director de la Agència firmó un informe en julio de 2024 relativo a la Evaluación de Impacto Ambiental del proyecto de carreteras para acabar el puente en el cruce a doble nivel de Rafal Rubí. Su dictamen es favorable a las medidas de protección de las navetas que propone Jordi Tresserras, la siembra de una pantalla vegetal y el soterramiento del tendido eléctrico. Ferrer indica en el mismo informe que no entra «a valorar la inviabilidad técnica de otras alternativas diferentes para mejorar la seguridad viaria en este punto». Ha insistido en ello en una nota aclaratoria remitida a este diario, de la que se informó el martes. Por eso, de su testimonio, se dedujo en una información que él, como director de la Agència no avaló la obra del puente, sino solo las medidas de protección del yacimiento. Es lógico, porque Ferrer entiende de patrimonio arqueológico, pero no de carreteras. También es cierto que el objetivo de estas medidas para reducir el impacto paisajístico de la carretera sobre las navetas es aplicarlas con el desarrollo de la obra de reforma del cruce, terminando el puente.
Ferrer entendió que el equipo de gobierno había utilizado su informe para avalar la obra de la carretera y al no estar de acuerdo con ello, dimitió.
Los organismos de la Menorca Talayótica sí avalaron la actuación en Rafal Rubí. El informe de Evaluación de Impacto Ambiental de Tresserras, exdirector de Icomos en Espoaña, no se refiere exclusivamente a cómo mejorar la protección del yacimiento arqueológico de Rafal Rubí, sino a cómo mejorar su protección paisajística de forma compatible a la reforma de la carretera, es decir a acabar el puente y ordenar el cruce a doble nivel. Esta propuesta es la que se presentó al Consell Científic de l’Agència Menorca Talaiòtica, órgano consultivo y de participación, y obtuvo 15 votos a favor, una abstención y dos votos en contra, uno de ellos de Cipriano Marín. Fue el 31 de julio del año pasado. Después, el 19 de junio de este año, el Consell Rector de la Agència Menorca Talaiòtica, que es su máximo órgano de decisión, también votó a favor, con diez votos favorables, una abstención y ningún voto en contra.
La posición de Cipriano Marín
Se trata de uno de los grandes expertos en materia de sostenibilidad y patrimonio cultural, con una larga trayectoria en la elaboración de candidaturas ante la Unesco. También ha dimitido, siguiendo los pasos de Antoni Ferrer. Es crítico con la gestión del Consell con el tema de Rafal Rubí. Su voto en contra en el Consell Científic lo demuestra. Hubiera preferido que se pudieran presentar alternativas, en el marco de este órgano consultivo, a la obra del puente de Rafal Rubí, en lugar de limitarse a adoptar medidas de protección paisajística del yacimiento. Le incomoda que parezca que el Consell Consultiu avala el puente. Votó en contra precisamente por este motivo. A diferencia de otros 15 miembros que lo hicieron a favor.
Los informes favorables a la obra de la carretera
Una obviedad: los informes sobre el patrimonio arqueológico los elaboran expertos como el ex director de la AMT, Antoni Ferrer, o Jordi Tresserras. Los informes sobre la reforma de las carreteras los elaboran técnicos del departamento de Movilidad e ingenieros externos, como Rodrigo del Pozo, máximo responsable técnico del diseño cambiante de la reforma de la carretera general. Todos los informes de movilidad llegan a la misma conclusión: desde el punto de vista de la seguridad vial en el cruce de Rafal Rubí no hay mejor solución técnica que el puente y el enlace a doble nivel. Todo el mundo opina, pero desde el punto de vista técnico está claro. Por eso, el gobierno del Pacte no consiguió un aval técnico para una alternativa al puente y por eso la obra ha estado parada desde marzo de 2016, hace casi diez años. En el punto que estamos ahora, al margen de las tres dimisiones y de la carta del ministro, la cuestión sobre la mesa trata de acabar la obra de Rafal Rubí aplicando las medidas de protección paisajística aprobadas.
¿Se puede perder la declaración de Patrimonio Mundial?
Cuesta creerlo. La Unesco planteó en su día una lista de puntos a los que había que prestar atención para una mejor conservación del patrimonio. Entre otros, estaba Rafal Rubí. El Consell del Pacte expresó en el expediente su intención de demoler el puente. Evidentemente, esta solución siempre en standby, reduciría el impacto paisajístico sobre las navetas, pero hay que anotar que la Unesco nunca ha pedido la demolición del puente, sino la protección paisajística del yacimiento. Es lo que se hace con las medidas propuestas por Tresserras. La cuestión fundamental es si estas medidas son suficientes.
La intervención del ministro de Cultura
Ernest Urtasun manda una carta al presidente del Consell, Adolfo Vilafranca, y a la presidenta del Govern, Marga Prohens, en la que hace referencia a que se ha enterado por noticias de prensa del proyecto de las obras de Rafal Rubí y pide que se espere a una resolución de la Unesco antes de llevar a cabo la reforma pera evitar consecuencias irreversibles. Y advierte del riesgo de perder la declaración de Patrimonio Mundial. La actuación del ministro es sorprendente. Ante su legítima preocupación por el patrimonio arqueológico, no pide información al Consell, ni plantea la posibilidad de una reunión. La forma es el mensaje. Escribe una carta que se hace pública antes de que la reciban sus destinatarios. Parece evidente que se trata de una iniciativa política y no institucional de relación entre el Ministerio y el Consell. Tendría más sentido que la hubiese elaborado como portavoz de Sumar que como ministro de Cultura. Pero claro, la fuerza del primer acto de esta serpiente de verano no hubiera sido la misma. Su carta ha sido el detonante de la revitalización de una polémica antigua, precisamente cuando está a punto de reemprenderse una obra de carreteras que también parece «talayótica» (de tan antigua).