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Irregularidades en Milà

El Consell exculpa a la gestora de Milà de la presencia de restos de animales en el vertedero

El informe técnico del Consorci ‘compra' las teorías de la UTE y rechaza exigirle responsabilidades

Extractos del informe técnico que ha elaborado el Consorci de Residus y que forma parte del expediente del pleno extraordinario del lunes.

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El informe técnico elaborado por el Consorci de Residus i Energía, ente público dependiente del Consell, exculpa a la empresa concesionaria del Área de Gestión de Residuos de Milà de responsabilidad en la aparición en el vertedero de residuos animales que la normativa obliga a incinerar por su potencial riesgo para la salud pública y el medio ambiente. Este documento se basa en las visitas de inspección realizadas tras la publicación por este diario de varias fotografías que demuestran la presencia inequívoca de cabezas de vaca y al menos una saca de vísceras en el vertedero. También asume el informe encargado a la propia gestora del recinto, la UTE Es Milà.

A pesar de que esta es responsable de la vigilancia y control de todo lo que entra en Milà y de todo lo que se vuelca en las celdas de vertido, este documento, firmado por una técnica del Consorci a fecha 13 de octubre, concluye que como no se ha podido comprobar visualmente la presencia de restos (se tienen que cubrir a diario con una capa de tierra) ni un incorrecto funcionamiento de los protocolos de admisión y vigilancia marcados en el contrato de concesión (no hay ni una cámara en el vertedero y puntos ciegos en los accesos) no hay «evidencias de que el concesionario no haya cumplido con sus obligaciones y por tanto se tenga que iniciar un procedimiento de responsabilidades».

Cabe aclarar que todas las visitas de inspección realizadas al recinto de Milà, tanto por los técnicos del Consorci, como por el agente de Medio Ambiente del Consell y los emisarios de la Comisión Balear de Medio Ambiente, se realizaron con posterioridad a que el propio Consell informara a la concesionaria de la existencia de las fotografías que demuestran la presencia de restos de animales volcados en el vertedero, hecho que conoció tras la preceptiva llamada de este diario el 16 de septiembre, en la víspera de su publicación.

Pelotas fuera

Ya hace más de un mes que en estas páginas se probó –gracias al número de identificación de las cabezas y al tipo de saca y tipología de residuos que contenía– que esos desechos son de matadero. De hecho este diario informó el pasado 20 de septiembre a responsables políticos del Consell de las pruebas que demuestran que los restos son de matadero. Sin embargo, desde entonces todas las teorías que se han hecho públicas desvían la atención de la gestión que se hace de los residuos que mediante transportistas autorizados se hace de los restos de sacrificio admitidos en Milà y han apuntado a terceras empresas que poco tienen que ver con los materiales aparecidos.

El Consell, haciendo suyos los argumentos de la empresa concesionaria, apuntó primero a las plantas privadas de voluminosos, señalando que podrían haber introducido irregularmente estos residuos en Milà. Estas plantas, que han estudiado acciones legales al respecto, no tienen ninguna relación con los mataderos, ni gestionan restos de animales. En el informe encargado a la UTE se apuntaba a otra posibilidad menos factible –según las propias valoraciones del Consell– la llegada de los restos a través de contenedores de la vía pública.

Ahora el informe del Consorci, que ha sido facilitado a la oposición como parte de la documentación del pleno extraordinario que se celebra el lunes sobre el caso Milà, resucita esa teoría, señalando a las empresas cárnicas, y especialmente a la mayor del sector, por haber vertido en contenedores de su propiedad desechos de animales, una práctica que se lleva a cabo con conocimiento de Sanidad por falta de alternativas. Este tipo de empresas no desechan cabezas de vacas, ni sacas de vísceras, subproductos que, cabe volver a recordar, provienen de mataderos. Llama mucho la atención que a pesar de que el Consell conocía que el contenedor de residuos del matadero de Maó ubicado en la vía pública se rompía con extraña frecuencia –de hecho sigue roto– el informe solo apunte al mal estado del contenedor de una empresa cárnica ubicada a apenas 200 metros del matadero.

Por otra parte, también es destacable que para la elaboración del informe y remisión a la Comisión Balear de Medio Ambiente, el Consorci de Residus i Energia haya solicitado al Servicio para la Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil que le facilite cualquier información relevante sobre su investigación abierta. La respuesta del Seprona –de la que este diario no puede aclarar los motivos– ha sido negarle el acceso a esa información.

El apunte

Un caprichoso subrayado para intentar defender que no se aplique la zona remota

El informe técnico del Consorci de Residus i Energia no se limita a describir las actuaciones realizadas desde la publicación de las fotografías que atestiguan la presencia de restos de animales de riesgo en el vertedero, que entiende como «las necesarias para poder analizar los hechos y tomar las medidas necesarias al respecto», sino que analiza la normativa sobre tratamiento de residuos con un apartado dedicado en exclusiva a la resolución que declara Menorca zona remota. A pesar de que esa resolución está vigente y corresponde al Govern, la técnica firmante se aventura a interpretarla para concluir que no es aplicable en Milà. Para ello subraya muy parcialmente la condición que establece la normativa nacional para las zonas remotas, «la ausencia de plantas de transformación o plantas de incineración». Concluye que como sí que hay horno incinerador, no es de aplicación en el Área de Gestión de Milà, obviando en el subrayado y en su interpretación las tres palabras que siguen: «adecuadas o suficientes», que    son de hecho las que dan sentido a la resolución.

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